El “ folklore” que enmarca el fútbol argentino sigue en vías que no llevan hacia ningún lado. De hecho, nos conduce a justificar cantos xenófobos y actitudes reprochables, en vez de llenar de color y rito al corazón futbolero.
Hace 6 meses, una lesión de ligamentos dejó fuera de las canchas a Gio Moreno, talentoso volante de Racing. En una extraña coincidencia, sus médicos decidieron que regrese en el mismo estadio en el que se lesionó y ante el mismo rival: All boys. Los jugadores del equipo local felicitaron a Gio por su regreso, en cambio desde algunos sectores de las tribunas surgieron cantos en su contra. Los mismos hacían referencia a su lesión en los ligamentos y alentaban a Barrientos, quien supuestamente lo lesionó, a que repita dicha actitud.
No es la primera ni la útlima vez que ocurre, pero los árbitros tienen expresas directivas de interupir el juego cuando se escuchan cantos xenófobos. Es interesante el análisis del nivel del juego que transita el torneo, a partir de la base que se festeja más una barrida para recuperar un balón, que un toque de taco ó un gol de tiro libre, acciones que perfectamente desempeñan jugadores como Riquelme y Gio Moreno.
Los hinchas son una parte vital en este juego, de hecho, la segunda división sufre la ausencia del público y sin dudas, no es el mismo partido.Se trata de enfocar la música que sale de nuestras cuerdas vocales para alentar y gritar los goles de nuestras camisetas.
Por Matías Rodríguez Viali
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